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Raquetas en Bulgaria: Rila y Pirin en los Balcanes

Muchas veces cuando pensamos en traspasar nuestros queridos Pirineos para hacer montaña sin salir del continente europeo, únicamente tenemos en la cabeza los Alpes. Pues bien, hay algunos destinos al margen de esta famosa cordillera, que nos pueden llegar a sorprender en cuanto a belleza, y por supuesto con una soledad difícil de alcanzar en otras montañas europeas, este es el caso de los Parques Nacionales Búlgaros de Rila y Pirin, en el corazón de los Balcanes, una joya de la Europa del Este para los aficionados a la montaña invernal y amantes de los lugares poco frecuentados.

DIA 1 LLEGADA A BULGARIA Y A SAMOKOV

Nuestro punto de encuentro es Sofía, capital de Bulgaria, y una ciudad que nos recibe con calles y parques cubiertos de nieve. Ese mismo día un traslado, de apenas una hora, nos acerca hasta Samokov, el pueblo donde pasaremos las tres siguientes noches, a los pies de las montañas de Rila. Samokov no es que destaque por sus monumentos, pero tiene la esencia de típico pueblo búlgaro sin masificación turística, que agrada al visitante. Aquí podemos degustar la rica gastronomía búlgara en un par de restaurantes tradicionales.

DIA 2  ASCENSIÓN AL PICO MUSSALA

Nuestro objetivo para el primer día de actividad era coronar el techo de Bulgaria y a la vez de los Balcanes, el pico Mussala, cuya cima alcanza los 2925m. El día amaneció frio, pero el sol intentaba salir entre los cirros que velaban el cielo.  Con nuestras raquetas fuimos dejando atrás la estación de esquí de Borovets y recorriendo el valle hasta el refugio Mussala (cerrado es estas fechas) donde hicimos una parada para reponer fuerzas. Los días anteriores había nevado con fuerza, con lo cual podíamos disfrutar de una nieve ideal para  las actividades con raquetas, pero a la vez había que controlar el riesgo de aludes, así pues aprovechamos la parada para realizar unos test de estabilidad  en un zona cercana. El resultado fue aceptable por lo que continuamos nuestro camino hacia un circo glaciar por encima de este.


Las nubes ganaron la batalla al sol y el cielo y cumbres quedaron cubiertos, pero todo el grupo estaba motivado y con ganas así que continuamos hasta un nuevo circo glaciar, donde encontramos un pequeño refugio prácticamente enterrado bajo la nieve. Desde aquí, teníamos la cumbre cercana y a tiro, pero el camino exigía atención pues quedaba recorrer una bonita arista de nieve y roca hasta la misma cumbre.

Continuamos, y la cima envuelta entre las nubes apareció de repente, con su estación meteorológica, y con un viento huracanado que nos obligaba hacer equilibrios para mantenernos en pie. Un hombre haciendo gestos con los brazos nos invitó a pasar a la pequeña caseta con aires soviéticos enterrada prácticamente en la nieve.

En una pequeña y espartana sala, pudimos dar un bocado dando esquinazo al fuerte viento que silbaba entre la vieja construcción. Con cautela deshicimos la arista hasta el último circo glaciar, donde comenzó a nevar. Nos sorprendía ver como en tan poco tiempo nuestras huellas de subida habían sido borradas por el viento y la nieve.  Atrás dejamos el Mussala envuelto entre las nubes, y recorriendo el valle fuimos perdiendo cota, en un largo descenso atravesando en su última parte un bonito bosque, hasta llegar a Borovets, terminando una espectacular jornada de montaña.

DIA 3  VALLE DE SKAKAVITSA

La previsión meteorológica y las intensas nevadas caídas en días anteriores nos animaron a intercambiar la actividad con el día siguiente pensando en la seguridad. Así pues intentaríamos el ascenso al Othovishki, cuya ruta a priori era más segura.

A primera hora nos dirigimos hacia una de las zonas más conocidas de las montañas de Rila en época estival, la zona de Siete Lagos, a una hora y algo de Samakov por bacheadas carreterillas búlgaras.

La lluvia que nos había acompañado durante el viaje, pasó a ser nieve según ascendíamos por la estrecha carretera de montaña, y lo que empezó siendo un espolvoreo blanco sobre el asfalto, se convirtió en un buen tomo de nieve. En Bulgaria las carreteras no las limpian a diario, y menos si no van a ninguna parte, como se trataba de la que estábamos, Así pues, decidí dar media vuelta en parte condicionado por la intensa nevada que estaba cayendo en ese momento. Aparqué unos kilómetros más abajo, donde la nevada era aceptable.

La lejanía al Otoviski y las duras condiciones nos obligaron a cambiar de planes nuevamente. De las opciones que tenía estudiadas por la zona, nos pareció interesante recorrer el solitario Valle de Skakavitsa, y así hicimos. Con nuestras mochilas en la espalda nos adentramos en un frondoso bosque de grandes abetos adornados con el blanco de la nieve que no dejaba de caer.  Todo estaba blanco, impoluto, en perfecta armonía… Un placer para los sentidos poder caminar a través de un paisaje tan bello y tan solitario como el que estábamos.

Abriendo huella sobre aquel sendero oculto bajo la nieve, fuimos remontando el valle hasta que llegamos a un pequeño refugio libre, donde paramos a reponer fuerzas. Desde aquí comenzamos nuestro descenso hasta un salto de agua que formaba la garganta, y posteriormente hasta llegar al vehículo, para regresar de nuevo a Samokov.

DIA 4 MALYOVITZA Y MONASTERIO DE RILA

Aunque la previsión de meteo era buena, aquella mañana las nubes cubrían las montañas de Rila. Un día más, tuvimos que desplazarnos por una de esas carreteras búlgaras que no van a ninguna parte y que la nieve cubre sin escrúpulos. Pero esta vez, con la buena ayuda del equipo y algo de pericia, conseguimos llegar hasta el final de la carretera a través de algo más de un palmo de nieve.

Nos equipamos, y comenzamos a caminar con las raquetas sobre un buen tomo de nieve. El sendero iba remontando el valle junto a un rio y a través de un bosque de abetos envueltos en la niebla.

En el viejo y acogedor refugio guardado de Malyovitsa, encontramos la calidez de una estufa de leña para comer algo y tomar un té bien caliente.

Aprovechamos la parada para realizar un pequeño estudio de estabilidad del manto, puesto que los días anteriores había nevado bastante y la ruta atravesaba alguna zona delicada. El resultado no nos gustó mucho, así que pensando en la seguridad desechamos la idea de continuar. Propusimos  realizar un taller práctico de manejo de ARVA y rescate en aludes, que fue bien acogido. Así pues en una zona segura por los alrededores del refugio, estuvimos practicando estas técnicas tan importantes y que todo montañero invernal debería conocer y tener soltura.

Después emprendimos el descenso al parking donde teníamos la furgoneta. Esa misma tarde abandonamos las montañas de Rila, para desplazamos hasta el Parque Nacional de Pirin, realizando una parada turística para conocer el Monasterio de Rila, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, el cual se haya enclavado en un lugar precioso.

Finalmente continuamos nuestro viaje hasta nuestro acogedor alojamiento en Bansko, a los pies de las montañas de Pirin.

DIA 5 ASCENSIÓN POLEZHAN

Por fin amaneció un día espectacular, el cielo azul y el sol radiante nos impacientaban por comenzar la jornada. Un curioso remonte nos fue dejando de dos en dos junto a un gran lago oculto bajo la nieve, donde comenzaba nuestra ruta. La cantidad de nieve acumulada requería nuevamente utilizar las raquetas, y con ellas fuimos avanzando por una nieve virgen hasta alcanzar una ancha loma que nos llevó hasta la cima del Bezbog (2653m), primera cima de la jornada con espectaculares vistas.

Tras una breve parada continuamos por la divisoria que nos seguía ofreciendo estupendas vistas. Con precaución de no caminar excesivamente por el borde, pues había formadas imponentes cornisas de nieve, fuimos acercándonos al repecho final que nos dio acceso a la cumbre del Polezhan (2852m). El día era fantástico, soleado y sin viento, nos permitió disfrutar tranquilamente de aquella solitaria cima y sus espectaculares vistas hacia todos sus flancos. El paisaje era simplemente espectacular, multitud de picos, circos y cuencas glaciares, completamente nevados, resaltadas por un radiante sol, y de fondo las nevadas montañas de Rila que habíamos visitado días antes. Nos costó abandonar la cima y aquel momento mágico.

Descendimos por el flanco Este del pico Bezbog completando de esta manera una estupenda ruta circular. De nuevo en Bansko, hubo tiempo para visitar su singular casco histórico, hacer algunas compras o relajarse en el jacuzzi de nuestro alojamiento.

DIA 6 ASCENSIÓN AL PICO VIRHEM

Podríamos decir que el Virhem es la estrella de las montañas de Pirin y prácticamente de nuestro viaje. Una majestuosa pirámide de roca y nieve achatada en su cima, que preside el P.N. de Pirin.

El día amaneció radiante, y un cielo azulón conseguía resaltar aún más la belleza de estas montañas.

Nuevamente las condiciones y la cantidad de nieve, hacían de las raquetas de nieve una herramienta imprescindible, así pues partimos con ellas puestas.

Nos adentramos en un frondoso bosque de abetos, y poco a poco fuimos remontando el valle junto a la garganta a través de un bello paisaje alpino. En ocasiones los imponentes restos de avalanchas nos recordaban no bajar la guardia y tomar las debidas precauciones.

Al llegar al refugio, el pico Virhem se encontraba relativamente cerca en línea recta, y salvando un acusado desnivel, pero nosotros continuamos hacia el fondo del valle, obviando la ruta que parte desde aquí más directa, pero a la vez mucho más avalanchosa y peligrosa, reservada para época estival.

El paisaje seguía siendo espectacular, caprichosas formas y contornos nevados, entre numerosas montañas cubiertas de un blanco impoluto e intacto. Sin huellas, sin marcas o rastro de paso, la soledad de aquellas montañas era latente. Únicamente vimos a dos esquiadores de montaña en todo el día. Pero nosotros no podíamos demorarnos demasiado en la contemplación, pues sabía que la jornada sería larga, así pues procuraba que las paradas fueran breves.

Por una marcada loma fuimos ganando metros hasta alcanzar los 2632m de la cima de Hvoynati Vrah. Desde donde ya visualizábamos el Virhem. Aún tendríamos que recorrer un tramo de divisoria entre subidas y bajadas, para afrontar la interminable pala de nieve, que tras un último esfuerzo nos dio acceso a la cumbre del Virhem.

Desde la cima las vistas eran magnificas e impresionantes en todas sus direcciones.  Había sido un día largo y duro, pero allí estaba el grupo celebrando la cima. Un viento helador apresuró el comienzo del descenso que llevamos a cabo por el mismo itinerario de subida.

Finalmente llegamos al parking algo cansados, con unos 20 kilómetros y unos 1600m de desnivel acumulados en las piernas, pero muy contentos y satisfechos con esta estupenda jornada de montaña.

DIA 7 SOFIA

Para este ultimo día del viaje habíamos decidido la noche anterior, desplazarnos nuevamente a la zona de Siete Lagos, en las montañas de Rila, para realizar la ascensión al Otovishki Vrah. Desde allí tendríamos algo más cerca Sofia, que era donde pasaríamos la última noche.

La estrecha carretera de montaña aún seguía con nieve días después de nuestra primera incursión, pero esta vez no fue lo que nos impidió conocer la zona, sino un fuerte viento que ya se hacía notar en la protección del bosque y que había obligado a cerrar el remonte que debíamos coger.

Asumimos, después de estos dos intentos que esta zona no quería nuestra presencia, y optamos por adelantar la llegada a Sofía para poder visitar tranquilamente la ciudad, y conocer sus monumentos, plazas, calles  y un poquito de su rica cultura con influencias otomanas, árabes y judías. Y por supuesto seguir saboreando su rica gastronomía, poniendo de esta forma el broche a un estupendo viaje de aventura por Bulgaria

Pedro Vargas, guía de Media Montaña de Muntania Outdoors

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