Desde hace mucho tiempo el Pico Urriellu se nos había puesto entre ceja y ceja. Cada vez que pasaba a su lado pensaba que tenía que llegar arriba. Y que mejor oportunidad que la que nos ofrecían nuestros amigos de Muntania.
Así que nos cogimos un fin de semana de julio y allá que fuimos.
El sábado por la tarde nos juntamos con nuestro guía Pablo en Sotres. Allí organizamos la logística y el material para el fin de semana. Había muchos nervios y ganas. Yo me subía por las paredes y me costó dormir por la noche. También tenía cierta preocupación porque la aproximación desde Sotres al refugio Vega del Urriellu y luego al pie de vía no iba a ser un paseo.
Nos levantamos muy temprano el domingo por la mañana y fuimos en coche hasta Pandébano. Allí, amaneciendo, cargamos el material de escalada y con la compañía de las vacas, iniciamos la ascensión hasta el refugio. El camino, en continuo ascenso, era cómodo y precioso, el amanecer en las montañas tiene algo mágico.
Tras algo más de dos horas llegamos al refugio. Dejamos nuestras cosas para pasar la noche y cogimos el material para escalar. El imponente Picu nos esperaba y nosotros, impacientes, fuimos hacia él. Como curiosidad, resultó que nos encontramos en el refugio con Iker Pou, que andaba por allí escalando como en casa…
La ascensión hasta el pie de vía fue dura, por una pedrera de gran pendiente, pero felizmente llegamos, con algo de retraso, al pie de la Cepeda, nuestra primera vía del fin de semana.
Empezamos a escalar y rápidamente nos dimos cuenta que esta escalada no iba a ser como otras. Fue, como explicarlo… una delicia. La roca tiene una adherencia espectacular, los pies se quedaban en cualquier sitio. Se encontraban manos fáciles… la progresión en los primeros largos fue rápida y cómoda, también gracias a los consejos y ayudas de Pablo.
Se complicó algún paso en los diedros, no tanto por su dureza sino por la inexperiencia en la técnica de escalada. Lamentablemente no logramos terminar la vía. A tres largos de la cima nos encontramos un atasco de gente en una reunión y para poder hacer el plan previsto del viaje, tuvimos que bajar rapelando antes de tiempo. Aún así, fue positivo porque bajamos rapelando poruna vía que no es la normal de bajada en el Urriellu.
Sinceramente, lo peor del día llegó a la hora de bajar al refugio: la maravillosa pedrera de subida, ahora había que bajarla. (Hay que mejorar la técnica de bajada en pedrera).
De ahí al refugio a lavarse, cenar y descansar porque al día siguiente nos esperaba la Pidal y Cainejo. El Picu se nos resistía pero ésa la íbamos a conseguir.
Madrugón el lunes y a la vía. El día empezó peor que el anterior. Estábamos algo más cansados y el primer largo de la Pidal y Cainejo se nos atragantó un poco: una travesía de más de 30 metros y más adelante un trozo que había que ir andando, atados en corto a Pablo, pero para alguien como yo, con miedo a las alturas, lo pasas mal.
Después de eso fuimos encadenando varios largos preciosos, algunos de ellos donde pararte a ver las vistas a tu alrededor era espectacular.
Algunos largos después y algo cansados de los dos días, tuvimos una gran trepada hasta la cima que no se acababa nunca. He de reconocer que el cansancio me estaba pudiendo y los nervios por llegar a la cima. Pero tuvo su recompensa: después de 400 metros, la roca se puso horizontal, ya no había más que cielo y nubes. Lo conseguimos!!!!!!!!!!! Llegar arriba y ver a tus pies un mar de nubes, el mar al fondo, la estatua de la Virgen y las chovas planeando a tu lado, rodeado 360º de montañas, fue una pasada.
Tras descansar un poco y hacer las pertinentes mil fotos de rigor, bajamos destrepando hasta los descuelgues del rápel de la cara sur. En esa zona llamaba la atención las chorreras marcadas en la roca generadas por la erosión del agua. Hicimos tres rápeles hasta el suelo. Y ahora tocaba emprendrer el camino de vuelta. Primero al refugio por la pedrera y luego al coche por el camino atravesando algún banco de niebla. Se hizo largo el descenso pero íbamos felices y emocionados por el reto superado.
Finalmente terminamos en Sotres cenando con Pablo y dimos el viaje por terminado.
Fue una gran experiencia que sin duda repetiríamos y que recomendamos a cualquier amante de la escalada.
Gracias Muntania por esta oportunidad.
Jorge y Virginia
Mas información en:
http://www.muntania.com/viaje/descripcion/escalada-al-naranjo-de-bulnes-picu-uriellu-picos-de-europa