Julio 2016
El día 28 de Julio, partíamos desde el aeropuerto del Prat de Barcelona, cinco de los seis miembros del grupo, Ana, LLuís, Carmen, Rosa y Kiko, con un vuelo de la compañía Norwegian con destino a Oslo y tras una escala, con un nuevo vuelo hasta Harstad/Narvik ( Evens).
Allí, fácilmente identificable nos esperaba José Antonio, nuestro guía de Muntania y Macarena otro componente del grupo procedente de Argentina. Después de los trámites del aeropuerto, José Antonio nos hizo una breve explicación del recorrido hasta nuestro primer destino, Svolvær, donde pasaríamos los dos primeros días de esta semana de senderismo en las islas Lofoten.
Las islas Lofoten, situadas entre los paralelos 67-68 latitud norte, por encima del Círculo Polar Ártico, cuyo nombre significa “pié de lince”, la configuran una cadena de islas, de las cuales las mas grandes son: Moskenesøya, Austvågsøya, Flakstadøya, Gimsøya, Hinnøya, con una población estable de unos 24.000 habitantes y con la principal fuente de ingresos basada en la pesca del bacalao.
Durante el trayecto, de algo más de dos horas, tuvimos ya las primeras sensaciones de un viaje recorriendo un paisaje que intuimos que no nos iba a defraudar; José Antonio mientras nos iba explicando el programa de senderismo que teníamos previsto realizar, con alguna variante si el tiempo no permitía lo previsto.
Los dos primeros días recorreríamos los alrededores de Svolvær, en la isla de Austvågsøya para a continuación trasladarnos hasta el extremo más occidental donde termina la carretera E-10, hasta el pequeño pueblo de Å, en la isla de Moskenesøya y realizar allí nuevas excursiones.
Día 29 de Julio. El día amanece nublado, sin lluvia, lo que le confiere un aire especial al paisaje; nos reunimos todo el grupo y después de las explicaciones de José Antonio y de la supervisión de nuestro equipo iniciamos nuestra primera salida alrededor de Svolvær en dirección a la cabecera del lago Nøkkvatnet (249 m.) y al refugio Nøkksaetra. El camino no presenta dificultad técnica, pero si nos llama la atención la cantidad de agua y barro que encontramos durante todo el recorrido; los bastones son una buena ayuda para no perder el equilibrio en alguna ocasión. Y allí descubrimos cual sería el adjetivo que describiría nuestro día a día: “laborioso”, los recorridos no eran difíciles pero si “laboriosos”. Una vez en el refugio, en su terraza tomamos nuestro primer almuerzo en montaña, y descansamos disfrutando del entorno.
Reanudamos nuestra marcha, para realizar un recorrido circular alrededor de otros lagos, Stornøkkvanent (240 m) hasta obtener el premio de la jornada: la vista de Svolvær con las montañas que la rodean. La vuelta a casa la realizamos a través de una pista de ski, con un fuerte desnivel que nos obliga a zigzaguear y hacer uso de nuestros palos. Hemos recorrido unos 12 km. Con un desnivel aproximado de unos 400 m.
Ha sido nuestro primer día de senderismo para tomar contacto con este paisaje y clima que nos acompañará durante la semana. Por la noche, parte del grupo decidimos ir a cenar por la zona del puerto de Svolvær, con gran animación y repleto de turistas en esta época del año. La llegada de un barco de la compañía Hurtigruten, el Nordnorge, añade espectáculo y colorido a nuestra cena de pescado y cerveza.
Día 30 de Julio. Para el día de hoy, nuestro guía nos tiene preparada una sorpresa: coronar el Matmora, una cumbre de 788 m. Con un recorrido de aproximación que intercala distintos paisajes hasta poder disfrutar desde su cumbre una vista panorámica excepcional, con el Ártico incluido. Partimos desde Svolvær en dirección norte hasta recorrer una carretera paralela al fiordo Norpollen. Ascendemos rápidamente por un sendero que obliga a parar para disfrutar del paisaje y del magnífico día de verano que tenemos, sobre el Sunnlandsfjorden. Dejamos a un lado el lago Rangendalsvatnet que poco a poco a medida que ganamos altura, se va haciendo cada vez más pequeño, para después de cruzar una zona con desprendimentos de rocas, un poco incómoda y que obliga a asegurar bien los pasos, observamos la cima del Matmora.
Impresionantes vistas hacia el norte con el Grunnførfjorden y el pueblo de Grunnfør; el Vatnfjorden y el océano Ártico. Después de un descanso, comer y tomar las fotos de rigor, descendemos por el mismo camino disfrutando de nuevo de las maravillosas vistas panorámicas. Hemos recorrido aproximadamente unos 12 km con un desnivel acumulado de unos 825 m.
A pesar de estar cansados, como el día en esta época del año, es muy largo, decidimos salir con nuestro guía hacia el sur para visitar el pueblo pesquero de Henningsvær, disfrutando de la puesta de sol en Heimøya y la cena en Kabelvåg, en un pequeño restaurante con gran personalidad.
Día 31 de julio: Hoy toca madrugar para recorrer la carretera E-10, hasta su finalización en el pueblo de Å en la isla de Moskenesøya, y que pertenece al municipio de Moskenes, tradicional pueblo pesquero ahora musealizado y dedicado al turismo. Degustamos antes de emprender nuestra excursión del día unos magníficos bollos con chocolate o de canela en la terraza de la panadería del pueblo. Hoy recorremos el lago Ågvatnet, descansando en un refugio para comer algo y volviendo por el mismo sendero. Nos tomamos el día con calma ya que llevamos kilómetros acumulados y la resaca del Matmora.
Hoy dormiremos todo el grupo en un tradicional Rorbuer, antiguas cabañas de pescadores ahora acondicionadas como apartamentos para turistas, que dispone de un amplio comedor donde prepararemos la cena comunitaria, con el pescado que hemos ido a comprar todo el grupo en una tienda especializada en el vecino pueblo de Reine.
Este día tuvimos como invitada a Giulia, una chica italiana que trabaja en la administración del Hostel de la zona, conocedora del entorno y que nos obsequió con una botella de vino blanco. Aficionada a la escalada nos explica la satisfacción de iniciar excursiones a las 10 de la noche, con la misma luz que disfrutamos en España a las 10 de la mañana sin el apremio de que oscurezca en toda la jornada.
Día 1 de Agosto. Nos encontramos en el extremo mas occidental de las Islas Lofoten y el día amanece cubierto y previsión de lluvia, según el parte metereológico que cada día consulta nuestro guía. Tenemos previsto desplazarnos hasta el puerto de Reine, que nos ofrece una imagen fotográfica que no desaprovechamos, no en vano fue declarado a finales de los años setenta el pueblo mas bonito de Noruega. Su puerto queda enmarcado por la montaña Reinebringen siendo una imagen utilizada como escaparate de las Islas Lofoten e incluso de toda Noruega. Nuestra excursión se inicia en ferri que tras un corto viaje nos desembarca en Vinstad ya con una incesante lluvia que nos obliga a utilizar nuestros impermeables con los que vamos equipados. Iniciamos la ruta en dirección a un collado con una suave pendiente, dejando a nuestro lado el cementerio de la comunidad, en el que llama la atención las fechas de las lápidas algunas de ellas de finales del siglo XIX. Ya en su cima, otra vez José Antonio nos sorprende con la ruta, un rápido descenso sin dificultad técnica nos lleva a la playa Bunnestranda, de arena blanca con mar brava y rodeada de impresionantes farallones de roca, un sueño para los escaladores. Realizamos un pequeño recorrido por la playa y las fotografías de rigor para inmortalizar ese momento tan especial; regresamos de nuevo hacía el collado y descendemos hacia al puerto para tomar de nuevo el ferri a Reine. Como tenemos tiempo, hacemos una parada para secarnos y en la antigua escuela del pueblo degustamos unas magníficas tartas elaboradas por los habitantes de la comunidad acompañadas de café y te. Nos llama la atención la lista con los nombres de los habitantes de Vinstad que se distribuyen los días de la semana para estar al cuidado de la cafetería-escuela y atender la los excursionistas que como nosotros gozamos de sus tartas y de su amabilidad.
Hoy hemos cambiado nuestro alojamiento, nos instalamos en otro Rorbuer mas al norte en el pequeño pueblo pesquero de Ramberg; la estancia es muy confortable, con una terraza que ofrece una magnífica panorámica del puerto y un gran comedor-cocina, donde degustamos una cena con productos locales y un recuerdo de nuestros manjares como jamón, tortilla española y pan con tomate.
Día 2 de Agosto. José Antonio tiene preparada otra de la excusiones clásicas de la zona donde estamos y recomendada en todas las guías de viajes. Un impresionante recorrido hasta la playa de Kvalvika incluyendo, si el tiempo lo permite y nuestras fuerzas también, ascenso hasta el Ryten (543 m), magnífica atalaya para ver la playa y el mar de Noruega. Nuestro guía tiene localizado con antelación el lugar donde aparcaremos la furgoneta que nos sirve de medio de transporte, justo al lado de la granja Bergland, donde se inicia la ruta de ascenso hasta un collado en el que encontramos el lago de Forstvatnet, dejando a nuestras espaldas el pueblo de Ramberg y su playa. La niebla preocupa, aunque no lo diga, a José Antonio ya que la atalaya que representa el Ryten puede verse anulada si no tenemos buena visibilidad. Por decisión de todo el grupo, que está en forma, seguimos ascendiendo, poco a poco, hacia la cima del Ryten que alcanzamos unos 45 minutos después de dejar el lago a nuestra espalda. La vista sobre la playa de Kvalvika, entre nubes en movimiento, es magnífica, vale la pena el esfuerzo; la niebla, poco a poco, se disipa y nos ofrece un espectáculo maravilloso. Las fotos se suceden, parece que necesitamos captar toda la belleza del lugar pero es imposible; llega el momento de inmortalizar el grupo con la camiseta de Muntania, obsequio de la organización y su bandera corporativa. El desnivel del descenso hasta la playa es de mas de 400 metros; se encuentra rodeada por las montañas de Moltinden y Kjerringa, con fuertes desniveles y acantilados que la prudencia aconseja no acercarse demasiado, aunque siempre hay quien lo haga y no precisamente de nuestro grupo.
Después de un rápido y cómodo descenso hasta el lago que habíamos contemplado en el primer tramo, se inicia una fuerte pendiente donde otra vez los bastones se muestran imprescindibles y de gran ayuda. La playa parece cada vez está mas cerca y vemos éste es un lugar concurrido por gente de todas las edades que como nosotros disfrutan de la naturaleza de las Lofoten. LLuís y Macarena se suman a un grupo de turistas italianos que han decidido tomar un baño en las frías aguas del mar de Noruega cercano ya al océano glaciar Ártico en esta costa y que quede inmortalizado para la posteridad. Degustamos nuestro almuerzo que en esta ocasión se nos hace algo escaso, ya que hemos acumulado desgaste en la subida al Ryten y el descenso a Kvalvika; indudablemente la excursión se lo merece y así felicitamos a José Antonio que decide para el retorno un sendero que asciende hasta el paso de Skoren y no se presenta tan empinado ni complicado como la bajada desde el lago Forstvatnet. Nos cruzamos que muchos excursionistas y nos llama la atención la corta edad de muchos de ellos y la facilidad con la que se mueven en este terreno.
Una vez llegados al collado observamos delante nuestro el Torsfjorden y sus montañas. Seguimos el sendero que nos llevará hasta la carretera 986 y la zona de aparcamiento habitual para el acceso a la playa. Nuestra furgoneta está unos kilómetros mas adelante, dado que al final hemos hecho una excursión circular, José Antonio gracias a la amabilidad de un turista italiano, recoge la furgoneta y nos la acerca sin tener que desplazarnos hasta donde por la habíamos aparcado.
A pesar del esfuerzo hoy estamos mas contentos que cansados y José Antonio nos propone llevarnos hasta la bahía de Sandbotnen; su magnífica playa, Ytresand, nos invita a tomar fotografías para nuestro recuerdo. A continuación y en dirección norte nos desplazamos hasta el pueblo de Vikten, famoso por sus artesanos en el arte de soplar vidrio. Degustamos unos pasteles extraordinarios, de chocolate y de zanahoria, y disfrutamos de la exposición de piezas originales y como no del entorno de la población entre el mar y las montañas.
Día 3 de Agosto. La semana de senderismo en las Islas Lofoten va llegando a su fin y para el último día de excursión, José Antonio ha reservado un recorrido paralelo al mar visitando el pueblo de Nusfjord declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y recorriendo un valle esculpido por los glaciares. Después de la caminata, volvemos al pueblo, a esa hora repleto de turistas, que a diferencia de nosotros que hemos sido madrugadores, han tenido que pagar un simbólico peaje para entrar en él. En el puerto una famosa y concurrida cafetería nos permite descansar y degustar uno de los postres más típicos y deliciosos de las islas: Los gofres producto muy extendido en Noruega, aunque algo diferentes a los que conocemos por aquí, ya que son redondeados, suaves y esponjosos, se doblan para comer con una sola mano y normalmente se aderezan con mermelada (fresas, frambuesas o arándanos) y nata, o con el queso marrón «geitost».
Ahora ya es el momento de iniciar el trayecto hacia nuestro último alojamiento, que de forma inteligente nuestro guía y Muntania han elegido cerca del aeropuerto desde el cual mañana, la mayoría, volaremos con destino a nuestras casas.
Una vez de vuelta a casa, nos queda el magnífico recuerdo de esta experiencia en las Islas Lofoten. Nuestras expectativas se han visto cumplidas con creces, sin duda gracias a los paisajes maravillosos que hemos descubierto y a la satisfacción de haber convivido y disfrutado con un grupo con el que hemos compartido experiencias que guardaremos con cariño, sin olvidar la magnífica organización de Muntania y el buen hacer de nuestro guía, José Antonio, ahora ya un amigo.
En estos momentos solo nos queda resolver un dilema: ¿qué nos propone Muntania para el próximo año ?
Cesc Marsal
Más información en http://www.muntania.com