El esquí de montaña, esquí de travesía o esquí alpinismo es una modalidad que consiste en el ascenso y descenso de montañas. Esta característica lo convierte en uno de los deportes más completos pues se debe ascender con los esquís puestos y descender en todo tipo de nieves y pendientes.
El esquí de montaña surge como la unión del esquí y el alpinismo a principios del siglo XX, en los Alpes. Permite alcanzar cumbres y descender por laderas de nieve no pisada.
Los esquís, fijaciones y botas son diferentes a las de la modalidad alpina o al esquí de fondo, además de poseer material específico como por ejemplo las llamadas “pieles de foca” necesarias para evitar que los esquís se deslicen hacia atrás en las subidas o las cuchillas que son una especie de crampones que se acoplan a la fijación y que permite el avance con nieves muy heladas.
Para esta modalidad es imprescindible llevar arva, pala y sonda por seguridad.
Todo esquiador que se precie debe probar algún día el esquí de montaña.
Es recomendable iniciarse con la ayuda de un guía de montaña.